De founder agotada a CEO con un negocio que crece.

Llegué a mi tercera empresa agotada de ser una “todera”. Después de construir dos negocios desde cero, uno de productos D2C y otro de servicios B2B, esta vez quería menos bootstrapping y más equipo que me respaldara. Ya tenía una propuesta de valor clara y servicios validados, así que mi objetivo era construir un ecosistema de marca con presencia global que atrajera clientes grandes sin que yo fuera el motor principal. Así que, por primera vez, invertí en un equipo completo de especialistas.
Tenía una imagen perfecta
con cero retorno.
Después de meses de trabajo, los resultados fueron impecables. Para el branding, crearon una marca tan profesional que incluso ganó un premio de diseño. La web era espectacular, con un montón de funciones internas y un scroll innovador. Y el marketing era consistente, con una producción de contenido de altísima calidad.
Pero con el tiempo, me di cuenta que todo ese esfuerzo y dinero no había sido una inversión, sino un gasto. Porque a pesar de tener profesionales y activos de primera, la única que seguía cargando con el peso del crecimiento de la empresa era yo. El motor que supuestamente había construido para que mi marca escalara por sí misma no estaba generando resultados.
Entendí por qué mi estrategia de negocio fracasaba.
Esa frustración de no tener retorno me llevó a buscar respuestas por mi cuenta. Me puse a estudiar y a analizar a fondo cada parte:
➜ la marca,
➜ el producto y servicio,
➜ la comunicación
➜ la experiencia de usuario
➜ el modelo de monetización.
Y así fui descubriendo muchas cosas:
Branding
El branding era increíble visualmente, pero no comunicaba mi propuesta de valor ni conectaba con el cliente que yo quería atraer.
Web & SEO
El diseño “innovador” de la web era innavegable, el SEO no atraía visitantes, y el copywriting era incapaz de convertir un solo clic en cliente.
Marketing
Y ni hablar del marketing. Todo lo que publicaba solo atraía a un público curioso porque educaba a la audiencia, pero no la motivaba a comprar.
Lo que faltaba: de piezas aisladas a
una experiencia que conduce a la
compra
Uff… Pude entender todo lo que estaba mal. Pero, además, me di cuenta de otro problema: yo no tenía un sistema que lo conectara todo. No había nada que llevara a mi cliente ideal de la mano por el universo de mi marca, de tal manera que la consecuencia natural fuera la venta.
Cada cosa en mi empresa era un esfuerzo aislado que se veía bien, pero no era funcional en términos de negocio.

La búsqueda de un sistema
que conectara todas las
piezas.
Con esa claridad, corregí los fallos y sincronicé estrategia, branding, canales y monetización para que trabajaran juntos. Poco a poco, el crecimiento dejó de depender de mi pedaleo constante y los resultados llegaron.
Gracias a eso, mi marca empezó a atraer a otros empresarios en la misma situación. Entonces entendí que el proceso que había creado por necesidad para salvar mi propio negocio, era la solución que muchos estaban buscando.
Sistematizar ese viaje de la frustración a la claridad fue el origen del método Connect & Convert.
Soy Mon, la protagonista de esta historia.
Hoy ayudo a founders como tú a crear un ecosistema de negocio que funcione como un todo y libere tu tiempo para decidir qué sigue, en lugar de estar apagando incendios. Trabajo feliz desde Milán con profesionales de todo el mundo. Porque para mí, la felicità è un bicchiere di vino con un panino… y el lujo de elegir el rumbo de mi negocio. Un lujo posible porque hoy yo tengo el control, y no al revés.